lunes, 10 de agosto de 2009

Tratamiento... nuevo capítulo =)

Tratamiento


Había pasado poco más de un mes en el hospital y aun no me acostumbraba a permanecer ahí.

Empezaba a aburrirme y a ponerme más triste con cada día que pasaba imaginando en lo que podría estar utilizando mi tiempo en casa estando con mi familia. Pero en lugar de eso solo estaba ahí encerrada sin nada que hacer mas que esperar las visitas del doctor y algunas enfermeras dispuestas a realizar su observación de rutina.

Siempre eran las mismas preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Has sentido algo hoy? ¿Has tenido alguna visión? Y lo único que veía eran imágenes del cuarto y enfermeras. Me preguntaba si con eso el doctor no consideraría alejarme de cualquier forma de civilización pero según mis visiones eso no sucedería.

Había empezado a considerar la posibilidad de mentir pero sabía que si mis padres se dieran cuenta, algo fácil de predecir ya que ellos me conocían bien, no les parecería y me regresarían. Y yo no quería causar problemas, quería curarme.

A veces me dejaban salir al jardín pero prefería no hacerlo. En parte porque todos los ojos estaban fijos en mí y además por que no me gustaba ver todas esas personas enfermas caminar de un lado a otro. Si tenía ganas de hacerlo bastaba con asomarme por la ventana. Cosa que tampoco me agradaba demasiado.

Al parecer el doctor aun no estaba seguro de que era lo que causaba mis visiones pero eso era lo que lo motivaba a buscar nuevos métodos. De eso estaba convencida. Había visto como se ausentaba para visitar otros hospitales en busca de una solución y siempre regresaba decepcionado... hasta ese día.

Era sábado, había despertado con un repentino entusiasmo que no supe de donde provenía. Me asome a la ventana, hacía un día hermoso. El sol brillaba pero a pesar de todo era un día fresco. Sopesé la posibilidad de darme una vuelta por el jardín de enfrente (la única parte que podía apreciar de ese lugar) aprovechando que no muchos de los demás pacientes se habían percatado de lo agradable del día.

Mientras caminaba entre los pequeños arbustos y las flores imaginaba como en poco tiempo el doctor me daba la noticia de que mi problema iba evolucionando y mas pronto de lo que creía regresaba a casa. Imaginaba la cara de sorpresa y felicidad de mis padres, a Cynthia saltando de alegría... pero enseguida la imagen de mi mente cambió.

Me invadió el pánico al ver lo que me esperaba: el doctor había encontrado un método, y era un método doloroso. No estaba dispuesta a aceptarlo.

Supuse que si el doctor acababa de realizar su gran descubrimiento llegaría hasta el siguiente día, no podía asegurarlo pero no había tiempo para eso, era mejor aprovecharlo para prepararme mentalmente... o buscar una forma de escapar.

Regresé a mi habitación aun con el terror que había empezado a sentir en el jardín, no estaba segura si sería capaz de evitarlo, pero tendría que haber algo que pudiera hacer.

Me pasé el resto del día buscando una vía de escape y al mismo tiempo revisando que me deparaba con la esperanza de que algo pudiera haber cambiado.

Cuando caí en la cuenta había llegado el atardecer y con él, la llegada del doctor.

-¿Puedo pasar?- pregunto con una sonrisa, parecía satisfecho de sí mismo

-No lo haré- fue todo lo que pude responderle, pero lo hice con decisión, esperaba que eso fuera suficiente.

-Es la única solución- dijo mientras se acercaba

-¿Funcionará?

-Por supuesto, al parecer es un método empleado anteriormente en pacientes con alucinaciones

-Yo no tengo alucinaciones

-Pero es algo parecido... llámales como quieras pero es el único camino.

-No lo haré- repetí

-Tengo la completa autorización de tus padres

-¿Ellos saben de qué se trata?

-No en realidad. Pero aprobaron cualquier tipo de tratamiento desde un principio. Además piénsalo, así podrás regresar con ellos.

¿Pero era eso cierto? Realmente esa era la razón por la que estaba ahí, pero... ¿de verdad funcionaría?

El doctor se limitó a sonreír aun más. Sabía que había encontrado mi punto débil... transcurrieron unos segundo en silencio.

-De acuerdo- acepté al fin.

-Por ahora descansa, mañana por la mañana empezaremos.

-Está bien.

No estaba segura si había logrado pronunciar las palabras. Me senté en la cama preparándome para lo que venía, estaba completamente segura de que no sería nada fácil y que me dolería bastante. De que diera resultado no podía decir nada...

Cuando desperté al día siguiente el miedo seguía presente. Decidí que era mejor apresurar las cosas y comencé a vestirme, alguien había dejado ya mi desayuno y aunque no tenía hambre lo comí, tal vez eso ayudara un poco.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que me estremecí cuando alguien tocó la puerta. Era una de las enfermeras.

-¡Hola! El doctor me envió por ti. ¿Estás lista?

Negué con la cabeza. Ella sonrió.

-No tienes por que temer, he oído que da buenos resultados.

Se acercó y me tendió la mano.

-Vamos.

Me incorporé. ¿Para qué atrasarlo más?

Caminamos en silencio, parecía que nos dirigíamos hacia el sótano. Estuve tan preocupada pensando en el tipo de tratamiento que ni se me paso por la cabeza investigar en donde se realizaría.

Me pregunté si querrían ocultarlo y por eso habían decidido hacerlo ahí, no parecía algo común. Me sentí más insegura. Pensé de nuevo en las posibilidades de salir corriendo pero la enfermera tenía su brazo firme alrededor de mis hombros. Nos acercamos a la puerta y me dejo pasar primero. La sala estaba muy oscura. Apenas iluminada. Tenía una cama en el centro y un extraño aparato en una mesa a lado.

El doctor señaló la cama indicándome que me acostara. Lo hice deseando que todo terminara lo más pronto posible.

Después de un rato que me pareció interminable escuche la voz del doctor:

-Estamos listos.

Y en ese momento sentí un dolor insoportable. Como jamás había sentido en mi vida. Durante el tiempo que duro grité, pedí que pararan. Recordé la visión que había tenido en la que claramente se veía que sufría pero no de esa manera.

De pronto todo paró.

No supe que había pasado pero en lugar de estar en aquel lugar siniestro me encontraba en mi habitación. Tenía un fuerte dolor de cabeza. Me pregunté si se me llegaría a pasar o si tendría que vivir con él por el resto de mi vida, en ese momento parecía probable.

Había estado dispuesta a hacer lo que fuera con tal de curarme, pero no esto, no creí que sería algo tan insoportable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario