lunes, 17 de agosto de 2009

William Calder... nuevo capítulo! ^^

William Calder

Había perdido la cuenta de los días que llevaba en el hospital. Desde el primer día de mi tratamiento todo se volvió aún más monótono de lo que ya era.

Todos los días terminaba con un fuerte dolor de cabeza que me impedía levantarme de la cama.

Al principio era insoportable, después fue disminuyendo, no creía que el doctor hubiera hecho algún cambio, más bien se debía a que yo me estaba acostumbrando.

De vez en cuando iba a visitarme para darme algún mensaje de ánimo y a preguntarme como me sentía. Ni siquiera me daban ganas de responderle, no podía perdonarle que me estuviera haciendo tanto daño.

Una vez lo logré y le dije que me sentía mucho mejor y que ya no había tenido ninguna visión pero no me creyó y no había forma de probárselo. Además de que no tenía nada de cierto. Aunque eran varias visiones siempre era la misma imagen; la misma visión que había tenido el día que comencé mi tratamiento. A veces se producía un cambió: estaba en mi habitación en la compañía de un hombre; un hombre mayor y sin embargo de una belleza asombrosa.

Pero ya no le buscaba sentido a lo que veía. Me frustraba el no poder hacer que las visiones pararan y que fueran la causa de mi tristeza.

Los días pasaban sin ningún cambio. En una ocasión en la que me encontraba sentada al pie de mi cama esperando a la enfermera con mi comida, el doctor fue a visitarme. Creía que iba con la intención de darme su plática ocasional y la verdad era que no tenía ánimos de escucharlo así que cuando entró le di la espalda y me dirigí a la ventana.

-Perdón, no pretendía molestarte.

No respondí, esperaba que mi rechazo lo hiciera alejarse.

-Solo quería informarte de un cambio.

Giré para mirarlo con interés. ¿Sería un cambio en el tratamiento? ¿Y por qué no lo había visto? Lo miré esperando a que retomara la palabra pero como no lo hizo volví a mirar por la ventana. El doctor suspiró.

-Está bien. Verás, tu caso ha sido objeto de curiosidad para algunas personas que se dedican a lo mismo que yo. Y algunas de esas personas están dispuestas a ayudarte.

Yo no quería mas ayuda. Si era del tipo de ayuda que el me brindaba no la aceptaría. Hasta ahora no me había dejado nada bueno.

-Es un doctor- continuó- con un poco mas de experiencia. Quiere cuidarte y esta dispuesto a asumir el caso. Estará aquí en los próximos días pero eso tal vez ya lo sepas.

Y se fue sin decir nada más. Así que de eso trataba mi visión. Un nuevo doctor que venía a observarme. Esperaba que fuera el último pues no estaba dispuesta a convertirme en un fenómeno de circo.

El doctor no había mencionado cuando llegaría el nuevo pero a decir verdad no me importó. Estaba segura de que fuera quien fuera me tendría igual que hasta ahora y pensar eso no me hacía nada bien.


Por fin una semana después de haber recibido la noticia el nuevo doctor llegó

Acababa de despertar y me preparaba para mi tormento diario pero en esta ocasión un rostro diferente pero al mismo tiempo conocido asomó por la puerta.

-¡Hola! Soy el doctor William Calder- me dijo con una gran sonrisa, de verdad parecía interesado. Pero me quedé en blanco. Se veía aun mejor que en mi visión: era alto, musculoso y su piel era la más pálida que había visto en mi vida, ni siquiera yo que nunca salía a que me diera el sol estaba así de pálida, tenía los ojos muy oscuros y unas ojeras los acompañaban. Al ver mi expresión dejo de sonreír y habló en un tono mas serio mientras entraba a la pequeña habitación.

-Tú debes ser Alice. Supongo que no debe ser de tu agrado que extraños como yo decidamos venir a visitarte de repente, pero quiero dejar claro que tengo toda la intención de ayudarte. Estoy al tanto del doloroso método que están aplicando y de que al parecer no ha resultado, solo te hace daño, pero te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para que pare.- Y volvió a sonreír. Yo no dije nada pero decidí que era tiempo de dejar de mirarlo o al menos de no hacerlo con la boca abierta. Cuando me recobré conseguí dirijirle una sonrisa tímida.

El me agradaba, me daba confianza. No sabía como pero de alguna manera me sentía segura de tenerlo ahí y más aún que estuviera de mi parte o al menos eso era lo que él decía, podría ser solo un truco par ganarse mi confianza pero de verdad parecía sincero, además ¿qué obtenía al ganar mi confianza?

-Creo que por hoy estás libre. Ya he hablado con tu antiguo doctor y no se mostró en desacuerdo.

-¿Hoy no tendré que...?- pregunté con esperanza.

-No, hoy me dedicaré a observarte y conocerte mejor. Quiero que me cuentes sobre estas... ¿visiones me han dicho que las llamas?

Asentí

-¿Qué es lo que quiere saber?

Ya había pasado por esto anteriormente, con el antiguo doctor y con mis padres. Ellos pensaban que era imposible y no lo habían creído sin una prueba. Estaba preparada para recibir la misma respuesta de parte del doctor Calder pero para mi sorpresa él lo tomó de buen agrado y sin dudarlo:

-Fascinante, quiero decir, esto es algo que no se ve todos los días y ciertamente no es que sea malo por completo- dijo, apoyando lo que ya le había contado.

-Entonces- vacilé- usted no... ¿No me va a pedir una prueba o algo así? ¿Me cree?

-Claro que te creo, he visto y realizado demasiadas cosas como para creer en lo imposible. Ciertamente seria algo que me encantaría ver pero todo a su tiempo... Veo que tienes un gran potencial y me pregunto...- se detuvo.

-¿Qué?

-Nada, nada, olvídalo. Mejor sígueme contando o ¿hay algo que te gustaría saber?

Y fue mi turno de realizar el interrogatorio. Por primera vez desde que había pisado ese lugar me sentí... bien. Por un instante creí que esto podría mejorar, que iba a mejorar.

1 comentario:

  1. interesante voy a estra pendiete de tu hirstoria
    Ravenclaw

    ResponderEliminar